viernes, marzo 18, 2005

El gran engaño

Escucho la pisada que cruza la frontera,
el crujido sordo de los muros que se agrietan,
la duda que busca su argumento.
Miro y veo pero no siempre. Miro y me miro,
no dejo de preguntarme
si habré ascendido algún peldaño.
Pego el oído a todas las inflexiones
y las fronteras desaparecen y no hay muros
ni fronteras que cruzar y derruir,
las dudas se desvanecen en la lógica
más simple. Y entonces,
¿quién soy yo que nunca hice otra cosa
que recorrer las sendas del espíritu?

¿Recorrer las sendas del espíritu?,
¿cruzar fronteras?, ¿derribar murallas?
y sin embargo no me volví loco.
Y sin embargo si me volví loco y luche
por la cordura, y siempre sucedió
lo que tenía que suceder.

Bien, ya sé, lo diré de otro modo
más occidental, desentrañar el gran engaño,
esa es mi dedicación primera
(en estado de cierta euforia)

Y amarla a ella.
HispaLab
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