viernes, noviembre 24, 2006

Lua y Dru.































Dru es un perro de un año y medio que vive en la huerta de mi compañera de curro desde casi recién nacido. Es alegre y bruto como él solo. En cuanto te ve se lanza a la carrera y te lo ves venir con toda su masa desbocada. Te preguntas atemorizado si frenará o no frenará a tiempo… pero no importa, el caso es que se te tirará encima loco por jugar y lamer.

Lua tiene siete años, ha vivido seis en casa de un matrimonio con una niña que acaban de tener otra. Lamentablemente esta es alérgica a Lua y se la han tenido que quitar. Están desolados, cosa que viendo a la perrita no me extraña. Seguro que tuvo una vida de lo más tranquila. Un detalle: nos han dado su cojín favorito, le encantan los cojines.

Mi compi les dijo que ella se la llevaba al huerto para que le hiciera compañía a Dru, donde sus hasta ahora dueños podrán visitarla cuando quieran y hemos ido a buscarla. Oh, qué perrita tan encantadora, la he llevado en mis rodillas y no ha protestado ni una vez. Después de unos recados y unos paseos hemos entrado en el huerto con muchas precauciones pero ha sido tremendo.

Dru se ha vuelto loco, ha empezado a olisquear sus partes frenéticamente, saltando, poniéndole zancadillas en las patas traseras cuando intentaba escaparse, ladrando como un energúmeno. Lua se revolvía y le ladraba tratando inútilmente de escapar. Viendo que era imposible frenar a Dru la hemos metido en la casa y se ha comido una galleta con forma de hueso en su cojín. Quería salir de la casa y hemos hecho un segundo intento. Pero Dru seguía frenético, no había manera de que hiciera caso, sus instintos perrunos se sobreponían a toda educación. Lua se ha refugiado debajo de la furgo y Dru trataba de llegar a ella, los dos ladrándose y haciendo que se sumara la ya de por sí muy ladradora perra del vecino. De locos.

En un tercer intento Lua se ha refugiado en la parte de atrás de la furgo, donde se ve en la foto. Y ahí ha pasado algo raro, se seguían ladrando pero Dru estaba un poco confundido porque si se sube se cree que es porque se va, deja de ladrar y se queda tranquilo sin molestar a Lua (ver foto), y si se baja le ladra moderadamente y nada más. ¡Pero no va a pasarse la vida en el maletero!

En fin, ya veremos si llegan a llevarse bien, esperemos que sí.

Lo más fuerte era la carilla de la perra mirándote, a mi me parecía alucinada e indignada, ¿pero como me hacéis esto?, ¿cómo me traéis con este pedazo de bestia adolescente?, a mi que jamás en mi vida he hecho ni un amago de morder a nadie, que raramente ladro, que como mucho emito un fugaz quejido ante los quiebros del destino, que tenía en mi casa toda la paz y el amor del mundo, a mí, con esta carita de peluche que hago caer la baba de todo el que me mira, ¿es que no os da vergüenza?

Como la cosa no tiene remedio no sabía qué decirle, que confíe en que las cosas irán mejor con el tiempo -un tópico para salir de paso-, y unas caricias para compensarla.

Ya les contaré.

2 Comments:

Blogger Marga said...

Jajaja que genial!!

Me la imagino, con esos ojos que parecen bolas de vidrio, interrogando al mundo... por qué a mí me tocó una bestia semejante?

Mi experencia me dice que es cuestión de tiempo, el perro se habituará a ella y a no ser tan efusivo, incluso algo en su cabeza de loco acelerado le avisará de que aunque perra sus instintos no sirven con ella y su tamaño... esperemos!!!

Que te sea leve...

28/11/06 18:35  
Blogger Esscarolo said...

Tus vaticinios fueron certeros ;)

En fin, ahí va la segunda entrega de esta apasionante historia. :D

7/12/06 17:53  

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