domingo, septiembre 30, 2007

El Papa al ataque.

He leído la solapa del libro del Papa (se titula "Jesús de Nazaret"), he buscado algo más de información en internet y bien, según parece hay dos cuestiones importantes, una es que el Sumo Pontífice renuncia al dogma de la infalibilidad del Papa, o sea a su propia infalibilidad (cómo se puede renunciar a esto, me pregunto, igual le reza a Dios para que le haga falible el ratito mientras escribe) y deja vía libre a la crítica racionalista para discrepar y encontrar errores en su argumentación.

La otra es que se suma al carro del diseño inteligente para demostrar que Dios existe, esta vez no desde la física o la biología sino desde la historia. La tesis que presenta en su libro tiene dos vertientes, una de ella es salir al paso de todas las biografías de Jesús que desde diferentes ópticas separan al Jesús histórico de carne y hueso del Cristo de la doctrina recreado por la Iglesia en siglos posteriores asumiendo que no hay tal dicotomía. La otra, que me interesa más, es justificar que la expansión y repercusión del cristianismo no puede explicarse por medio de factores sociales, culturales, etc. como cualquier hecho histórico sino que es tan insólito que sólo puede entenderse aceptando la intervención divina.

Como digo, esta teoría recuerda enormemente al diseño inteligente, buscan supuestos agujeros a las explicaciones científicas para meter a Dios de parche.

No puedo decir mucho más, no he leído el libro y tampoco se mucha historia que digamos, habrá que esperar a las críticas documentadas. Sin embargo me parece importante que la jerarquía se encastille abandonando las mucho más razonables ideas de Juan XXIII y se aferre al último baluarte, la teoría del diseño, la más exitosa de los últimos tiempos, para enzarzarse en este desafío a la razón, al que parece considerar su gran enemigo, que en realidad sólo puede ganar entre los que tienen ideas preconcebidas. Ese barniz de ciencia sólo engaña a los crédulos y los ignorantes. Mayormente.

A mí me parece una estrategia desesperada de cerrar filas entorno a los dogmas y excluir los muy variados y eclécticos modos de pensar creyente que hay actualmente. Hay quien piensa que el catolicismo acabará siendo una secta y este puede ser un buen camino para llegar a ello

(Las malas lenguas dicen que se ha sumado al carro del Código Da Vinci y sus secuelas para ganar dinerillo).

Espero que no se me molesten los cristianos que puedan leerme, sólo detesto las imposturas de la Jerarquía. Aunque me importa poco si se molestan los fanáticos.

jueves, septiembre 27, 2007

Moral y el propósito de la vida (VI)

Aclaraciones finales.

Esto no significa que reniego de los placeres ni nada parecido, son cosas normales y buenas, forman parte de una vida sana y seríamos tontos si no las disfrutásemos. Pero también egoístas si no renunciamos a ellas mientras nuestros congéneres viven en la miseria, la guerra, la injusticia, el planeta se calienta, los líderes son irresponsables, etc.

Por último, una objeción. Alguien puede preguntarse, por ejemplo, ¿qué pasaría si decidiésemos conveniente sacrificar a media humanidad para aumentar las posibilidades de supervivencia de la otra mitad? ¿Sería bueno moralmente? ¿El fin justifica los medios?

Bueno, antes de nada decir que me gusta y suscribo todo lo dicho en estos seis capítulos, me parece inteligente, coherente, bien elaborado, pero no me lo he inventado yo y no tengo todas las respuestas. Supongo que las hay mejores que la que voy a dar. Yo creo que la hipotética situación en que se viera conveniente el sacrificio mencionado es muy improbable y sus resultados difícilmente ayudarían a la supervivencia de la humanidad. Los supervivientes quedarían destrozados ante tamaña masacre, se sentirían viles, estarían horrorizados, sobrevendría la locura, con ella el caos, y disminuirían notablemente las posibilidades de supervivencia de la humanidad.

Así pues la respuesta a si el fin justifica los medios (que en general respondería con un "depende"), se puede responder afirmativamente en este caso, sin temor a que de ello se desprenda algo nefasto. (Depende de lo que nos parezca nefasto, claro, si nos lo parece el uso del preservativo, entonces mal vamos) Además, las hipotéticas condiciones que se me ocurren en que fuera moralmente bueno sacrificar a media humanidad son todas fantasiosas, del tipo extraterrestres malvados y así.

La vida humana no es un medio (a menos que se crea en el cielo o en algún tipo de trascendencia ultramundana), es un fin en sí misma, y atentar contra ella nos envilece.

La política que se desprende del principio de pervivencia de la conciencia va por otros derroteros.

Lo que hará que la humanidad sobreviva no es sacrificar a la mitad, es que la humanidad sea más sabía, más compasiva, solidaria, igualitaria, tenga leyes justas, respete esas leyes, sea democrática, se dote de recursos sostenibles, investigue en tecnologías útiles, deje de derrochar, etc. Y ahí tenemos un largo camino para aprender a renunciar a nuestras comodidades y nuestro patético afán de ostentación y adaptarnos a un mundo con restricciones en el que, por otro lado, probablemente encontraríamos mayor felicidad.

Fin del tocho.

lunes, septiembre 24, 2007

Moral y el propósito de la vida (V)

El propósito de la vida.

"Sentido" es una palabra un tanto imprecisa, desde mi punto de vista, con una cierta aureola mística que puede confundirnos, por eso prefiero usar "propósito".

El ser humano, una mota minúscula flotando en el éter insondable, cada uno apenas un instante. Probablemente hay vida consciente no humana en otros planetas. Pero ¿y en el futuro?, aquí en la Tierra también habrá vida consciente más allá del ser humano, inteligencia artificial, seres transformados, incluso diseñados, mediante ingeniería genética, aunque hoy por hoy nos suene a ciencia ficción, seres que ya no podremos considerar humanos. Pero si hay autoconciencia ¿importa que esté en un humano o en otros seres? yo creo que no, nos adaptaremos a los tiempos y los consideraremos nuestros iguales. Llegará un momento en que nadie quiera ser humano, habrá alternativas mucho mejores. La humanidad como tal desaparecerá pero no se considerará una catástrofe. Así que a largo plazo el fin último, el bien supremo, es la pervivencia de la consciencia.

Recapitulando: No hay una moral natural, como vimos antes, el universo es inanimado, como un martillo, no tiene voluntad, no decide si servirá para clavar clavos o para cascar nueces, su propósito se lo damos nosotros. Al igual que para la vida y el ser humano.

Para mí, el propósito del Universo y de la vida es al mismo tiempo el bien supremo y el principio moral por el que pretendo regirme. El de mi vida contribuir (en la medida de lo posible) a la supervivencia de la humanidad y de la conciencia.

viernes, septiembre 21, 2007

Psicoanálisis. Perspectiva personal.

He leído en este blog:

http://conductaprendida.blogspot.com/

un artículo sobre psicoanálisis en el que se cita un texto de una paciente del mismo sobre su experiencia "en el diván" y me ha apetecido contar la mía. Queda un capítulo de lo que venía escribiendo pero me ha apetecido poner esto antes.

Preliminares.

Yo era ateo desde los diecisiete o dieciocho años y partidario de la ciencia, pero tampoco sabía mucho de filosofía de la ciencia, método científico, etc. y cuando leí a Carlos Castaneda, sus libros me atraparon, al igual que alguno que leí sobre el budismo Zen, alguna terapia (el grito primal, análisis transaccional), incluso algún tiempo breve la astrología. Creía fundamentalmente lo que les veía en común, la idea de que existe un despertar, un satori, que llega cuando somos capaces de desprendernos de nuestra "importancia personal" y entonces nos convertimos en maestros, en sabios, en hombres de conocimiento. Pero me sabía a cuerno quemado que mezclasen magia, dioses, reencarnación y cosas así, sobrenaturales, que me parecían supercherías.

El comienzo.

Así que sobre los 27 años, pasando una depre, se me presentó la oportunidad de psicoanalizarme y me lancé de cabeza. Estaba seguro de hallarme en el buen camino y consideraba a mi psicoanalista un sabio (sujeto supuesto saber, como dicen ellos) que me conduciría a la sabiduría. Así que (salvando alguna excepción que comentaré) le hice caso en todo como el mejor paciente se toma cada pastilla que le recetan sin cuestionarme lo acertado del tratamiento.

En las entrevistas preliminares, en las que él decía no saber que quería yo del psicoanálisis, me preguntó al fin que aficiones tenía. Le respondí que la fotografía y la escritura, y lo vio claro: yo era escritor y mi terapia se desarrollaría escribiendo.

La interminable travesía.

Es difícil resumir doce-trece años de terapia con tres-cuatro sesiones por semana, así que dejo de lado muchos aspectos y me centro en lo esencial, poniendo alguna anécdota significativa.

Me gustaba escribir pero era un escritor muy malo (y muy ingenuo y poco ilustrado para tener algo que decir, dicho sea de paso). Durante un par de años escribí poesías horribles, que el rechazaba sistemáticamente, aunque de cuando en cuando salvaba un versito, lo celebraba efusivamente, me lo leía cien veces, y me decía que ahí había dejado hablar al escritor que había en mí. Al final, escribí algunos -y no me cabe la menor duda de que escribí lo que sabía que él quería leer- que le gustaron, y prosiguió su empeño en convencerme de que yo era escritor.

Harto de poesías me pasé a los cuentos. El me proponía temas, la infancia, los padres, la muerte, Dios, y muchos otros relacionados con la teoría psicoanalítica. También, desde el principio, me pasaba libros: psicoanálisis, filosofía, poesía y novelas. Fui escribiendo cuentos más o menos autobiográficos que el iba corrigiendo hasta que le gustaban. En mi opinión actual hasta que cuadraban con la teoría psicoanalítica, por que claro, ellos no toman decisiones por ti ni dirigen tu vida, pero carraspean, tosen, hacen ruidos cuando no les gusta lo que dices y recalcan y celebran lo que sí.

Algunos de estos cuentos llegaron a ser un infierno, con uno me pasé un año entero. Trataba de uno tipo joven que se enfrenta a uno mayor muy hijo puta y el quería que terminase con reconciliación, porque se trataba de reconciliarse con el padre y tal. Al final, el debía estar hasta los huevos también, y me dijo cómo tenía que terminar el cuento. Que quedó supersoso, por cierto.

Lo que más me descolocaba era que me pedía que escribiese sobre Dios. Yo me decía, pero bueno, si Dios no existe, qué coño voy a escribir. También sobre los porros. El quería que escribiese algo místico, sobre ponerse ciego como una experiencia espiritual o algo así ¡Oh! ¡El Hachis!, y bueno, tampoco me cuadraba. Hombre, sí, me llegaba la onda new age, evidentemente, pero fumarse un porro es fumarse un porro, no hay para flipar tanto. Otra propuesta fue que escribiera un cuento en el que un niño ve follar a sus padres a través de la cerradura de la puerta, según él ahí estaba concentrado todo lo humano y lo divino, no me pidan que se lo explique, porque es de locos. Y al final insistió en que escribiera sobre el tamaño de las personas, grandes y pequeñas. Me sonaba fatal, elitista y absurdo y tampoco escribí nada, de este ni siquiera lo intente. Dios, los porros, la "escena primaria" y esto último fueron mis cuatro desobediencias aunque nunca protesté, simplemente me confundía que me los pidiera, no se me ocurría nada. Y bueno, al final escribí uno sobre el sentido de la vida y lo dio por bueno.

Todos estos cuentos se suponía que iban a ser un libro y también me propuso que escribiera una trama para unirlos. Fue un infierno terrible y al final el mismo me dijo que aquello no llegaba a nada y que lo dejara. Creo que en algún momento más que desarrollar mi imaginación me la ofuscaba. Mi estado de ánimo dependía de si escribía o no escribía, de si a él le gustaban o no mis escritos.

Algunos libros de los que me pasaba los leía con gusto pero otros no. Detestaba los libros con ese lenguaje abstruso e incomprensible que parece que te van a decir algo y no te dicen nada o están llenos de jerigonzas que se supone uno debe desenmarañar. Por un lado estaba seguro de que era yo el que no era capaz de entenderlos porque no había "despertado" todavía, pero por otra parte los odiaba. Además veía que en las revistas de psicoanálisis había muchos que
escribían fatal, Lacan es un peñazo total pero tiene su carisma, estos otros no se como no se mueren de vergüenza por escribir semejante bazofia. Me pasó algún texto de Heidegger y ya fue la repanocha. Le dije que no entendía nada y me respondió que eso no importa (típica salida de psicoanalista), que si no me había impresionado, si no notaba al leerle la fuerza de sus textos. Supongo que mi cara de estupefacción era suficiente respuesta. Ahora me doy cuenta de que él se dio cuenta con el paso de los años de que yo no iba a comulgar con algunas de sus ideas, también rechacé su invitación a unirme a grupos de escritura y cosas relacionadas con el psicoanálisis, y me despreció por ello.

El fin.

El último año leí a Bruno Bettelheim, "psicoanálisis de los cuentos de hadas" y otros libros suyos, (que me parece de lo más salvable aunque es una pena que fuera psicoanalista) y basándome en él escribí una colección completa de cuentos para niños con bastante fluidez y pasándomelo bien, los corregí cien veces, mi psicoanalista me dijo que eran buenísimos, los leyeron algunos niños, les gustaron, y todo genial. Supongo que me convencí de que era escritor.

Hasta que un día le dije a una persona cercana que se encontraba mal que si quería le pasaba el teléfono de mi psicoanalista. Se lo conté a él y me anunció que eso marcaba el final de mi análisis. Recomendarlo era la prueba de que me creía el psicoanálisis, y eso significaba que había hecho su efecto en mí y podía irme, se había terminado. (Sic. Qué conveniente, se acaba cuando te lo crees).

Me pilló por sorpresa, si me hubiera dicho que me quedaban cinco años le hubiera creído igual. Me alegré mucho de dejar de ir a las sesiones que era un coñazo -siempre me tensaba un montón antes de ir-, y me quedé un poco alelado.

Y después...

Seguí escribiendo cuentos, malísimos, intente publicar los cuentos para niños -era difícil, tanto texto sin ilustraciones y tal- y en seguida me desanimé. Había llegado a pensar que en cuanto un editor los leyese se entusiasmaría con ellos inmediatamente. Y poco a poco llegaron las dudas. Muy lentamente porque las sentía como un sacrilegio. Claro el autoengaño era muy confortable para mí, había invertido mucho en él, ¡era escritor!, antes o después mi escritura, guiada por la sabía mano de tantos años de análisis, se impondría, alguien me descubriría y llegaría a ser... en fin, imagínense. Cosa que por otro lado no me importaba porque, lógicamente, yo estaba libre de apegos egóicos.

Pero me aburría un montón ante la página en blanco, o el word en blanco, porque entonces ya me había informatizado. Y entonces descubrí los foros.

Siempre había sido un poco tímido y sin demasiada labia, pero en los foros se escribe y yo podía sacar al escritor que llevaba dentro en mis mensajes. Quise encandilar y psicoanalizar a todo el mundo. Algunos me vitoreaban, otros no, por supuesto muchos escribían mejor que yo, y alguno me debatió con argumentos serios y razonables que yo me saltaba a la torera "interpretándolos" pero que a veces me dejaban el aguijón clavado. Fue una época muy loca.

Un día tuve una crisis paranoica (o algo así, no soy entendido en estas cosas) muy dolorosa pero muy graciosa que relato sólo hasta donde no me puede la vergüenza.

Euforia: Estaba viendo la tele y me convencí de que el presentador había leído mis intervenciones en el foro y de que se dirigía a mí hablando de manera que sólo yo pudiera entenderle. Me decía que ya estaba, que había pasado todas las pruebas y ya pertenecía al club de los que "saben", que podía integrarme como quisiera, por ejemplo guionista de su programa, destinado a abrir las conciencias de la gente. Todos los colaboradores de su programa eran maestros iluminados y se dirigían a mi también, cada uno según su forma de ser, etc.

Y desastre: De vez en cuando, el presentador hacía como si tocara el piano y yo lo entendí como que me comunicase con él a través del foro. Iba y venía al ordenador, (al día siguiente hubo quién se preocupó por mi salud mental viendo los disparates que había escrito) creyendo que realmente conversábamos y empecé hundirme. En realidad se trataba de un grupo maligno que atrapaban a la gente y la derrotaba mentalmente hasta conducirla al suicidio. Pensé que realmente me iba a morir, ya mismo, si no me suicidaba me daría un infarto o algo parecido. Incluso llamé pidiendo ayuda. No me contestaron y me calmé un poco, pero durante unos días lo pasé fatal. Qué fuerte es la paranoia.

Conclusión.

Y en fin, pasó el tiempo. Cada día me acordaba de cosas que le había dicho a mi psicoanalista, recordaba sus respuestas, no me convencían, buscaba textos en internet de otros autores de psicoanálisis, como segundas opiniones, me cabreaba cada vez más con la filosofía idealista y los textos abstrusos. Entonces llegó a mis manos un libro de Ferlosio que me gustó mucho y me dio que pensar, de pasada decía que la mayor parte de Freud eran fantasmagorías.

Cada vez dudaba más de que realmente yo fuera escritor (mi psicoanalista llego a decirme que o era escritor o no sería nada), tuve algún debate con una amiga de los foros que sabía de psicología evolucionista que me dejó muy pensativo, otros debates en foros con gente racional en los que yo ya estaba más abierto. Y finalmente lo vi claro (un forista me machacó totalmente). El psicoanálisis es una pseudociencia. Siete años después de terminarlo.

Primero fue como quedarme sin suelo debajo de los pies. Ahí noté lo importante que es tener ideas acerca del mundo. Son absolutamente necesarias. Y todo lo que había creído se desmoronó de golpe, no tenía opiniones acerca de nada, o al menos esa era mi sensación. Me puse a leer ciencia con avidez para rellenar el hueco, libros e internet. Llevo dos años y mi avidez no ha decaído, creo que va en aumento, he aprendido y comprendido más cosas que en toda mi vida, al menos los 20 años enredado con el psicoanálisis. Me siento feliz y dichoso de haber llegado hasta aquí, y me duelen, no puedo decir que no, esos 20 años, al menos esos trece de diván, metido en la farsa.

Por otro lado fue un alivio reconocerme como no-escritor y hasta disfrutar escribiendo, como en este blog, que viene a ser esto en gran medida, contar a quién quiera leerlo las cosas que me más me sorprenden y fascinan de lo que voy descubriendo con mis lecturas.

Bueno, esto ha salido un poco largo. Si alguien ha llegado hasta aquí espero que le haya servido de algo, y le agradezco la paciencia.

Y si alguien quiere preguntar alguna cosa intentaré responder.

martes, septiembre 18, 2007

Moral y el propósito de la vida (IV)

El bien supremo.

En general las personas nos preocupamos por nosotros mismos y por los que tenemos más cerca, primero la familia, después los amigos... y el nivel de preocupación decrece con la distancia. Para muchas personas el sentido de la vida está en su propia felicidad (o sentirse bien, salvarse, etc.) Es muy comprensible especialmente cuando alguien se siente infeliz que tenga como objetivo primero salir de su infelicidad, en general creo que nada se puede reprochar a quien lo hace, más bien animarle a seguir y ensalzarle por ello, pero una cosa es salir de la infelicidad y otra es buscar la felicidad, anteponer la propia felicidad a cualquier otra cosa. A mi parecer es demasiado hedonista.

Los que van un poco más lejos de sí mismos son los que podríamos llamar de momento, para entendernos, los "nacionalistas", dispuestos a sacrificarse por su familia o por su patria, pero sólo por estas, y en muchos casos contra el resto.

Podemos extender las fronteras de nuestro patriotismo y abarcar a toda la humanidad. Es lo que a mí me parece mejor (de momento, a medio plazo) y, por otro lado, me apunto al tercer tipo de moral, la moral finalista.

Así que para mí, considerando -y esto es algo personal, arbitrario- que el ser humano, su inteligencia, su capacidad de sentir, de amar, y sobre todo esa cosa un tanto impenetrable que llamamos conciencia (o consciencia o autoconsciencia) es lo más fascinante y maravilloso que existe, lo tomo como el bien supremo que debemos preservar por encima de todo. En la medida en que hoy por hoy somos sus portadores, me parece irrenunciable la supervivencia de la humanidad como objetivo moral primordial. Considero bueno lo que aumente las posibilidades de supervivencia y malo lo que las disminuya.

domingo, septiembre 16, 2007

Moral y el propósito de la vida (III)

Tipos de moral

Una posible clasificación de diferentes tipos de moral es esta:

La moral normativa, hecha de reglas. Si cumples las reglas haces el bien, o al menos no haces el mal, si no las cumples haces el mal. La ortodoxia católica, el Islam, son ejemplos de este tipo de moral.

La moral de la conciencia, del corazón, si haces lo que te dice el corazón, si obras por amor, entonces lo que hagas estará bien, será bueno. Esta sería una moral más al estilo budista o new age o de algunos católicos menos ortodoxos.

La moral finalista. Se define un objetivo moral, lo que queremos conseguir, que lo definimos como bueno, y usamos los medios a nuestro alcance para conseguirlo, siempre que no se contrapongan al objetivo final.

Independientemente del tipo al que pertenezca, una moral (o un acto moral) puede ser buena, mala, mejor o peor, pero no hay una regla absoluta que nos sirva para juzgarlo, lo hacemos cada uno desde nuestra propia moral.

jueves, septiembre 13, 2007

Moral y el propósito de la vida (II)

Moral natural.

Hay quien piensa que hay una moral natural, que está en la naturaleza humana distinguir lo bueno de lo malo por medio de la conciencia. Considero que esta idea es errónea y que los principios morales por los que nos regimos los elegimos cada cual según nuestro parecer, arbitrariamente, conscientemente o no. Desde luego podemos encontrar base biológica para muchas de las cosas que consideramos malas, por ejemplo, y que son comunes a gran parte de la humanidad, pero en definitiva somos cada uno quien decidimos aceptar o no una tendencia genética como buena o mala.

La idea de una moral natural es peligrosa. Sucede a menudo que, por ejemplo, si se encuentra una explicación evolucionista a la tendencia a violar en algunos hombres salten voces escandalizadas interpretando que se está justificando la violación, cuando no es así en absoluto. Como dije la ciencia explica como son las cosas, no como deberían ser. Con toda probabilidad los que creen en la explicación evolucionista juzgan que violar es malo. (Aunque hay excepciones, claro, como los defensores del darwinismo social, que por otra parte ni siquiera entendieron la evolución biológica).

Los que creen en una moral natural suelen creer también que el hombre en su medio primitivo era bueno, el famoso "buen salvaje", desdeñando la infinidad de estudios que revelan lo contrario. No exactamente lo contrario, no que fuera malo, pero en fin, que era como era, y que su conducta hoy nos resultaría moralmente repugnante a la mayoría.

Por otro lado, si hay una moral natural no se entiende como nuestras ideas morales en general han ido cambiando tanto con el paso del tiempo y son tan diversas en diferentes lugares del planeta. En fin, hay miles de ejemplos, hacer una diversión de las ejecuciones públicas, no poder considerarse un hombre hasta haber matado a otro, matar recién nacidos nada más recibir el bautismo para asegurarse de que iban al cielo. Y en fin, la esclavitud, los genocidios... No parece que a los que hacían (o hacen) estas cosas les remordiera la conciencia.

martes, septiembre 11, 2007

Moral y el propósito de la vida (I)

Moral y ética.

¿En qué se diferencian moral de ética? Según algunos la ética estudia la moral o las diversas morales. Otros entienden que moral son reglas impuestas por el ámbito social en que viven y que ética serían las ideas sobre el bien y el mal de cada cual, preferiblemente después de haberlas reflexionado.

Personalmente me apunto a una tercera opción que es considerar que no hay diferencia sustancial entre una y otra, y dado que la palabra "moral" me suena más contundente que la palabra "ética", prefiero usar solamente "moral". Entiendo que es el instrumento que nos permite diferenciar el bien del mal, decidir si algo es bueno o malo. Creo que todo el que dice si algo le parece bueno o malo está usando una moral, sea la que sea, y aunque no sea consciente de ello.

Otra manera de entender lo mismo es contraponiéndola a la razón. Esta sería la que nos permite saber cómo son las cosas, mientras que la moral trata de como nos gustaría que fueran.

sábado, septiembre 08, 2007

Origen de la brujas

Leía el libro de Jared Diamond "¿Por qué es divertido el sexo?" en el que da una explicación evolucionista a la menopausia y me encontré con algo que me pareció de lo más curioso y entrañable acerca de las ancianas.

Por un lado, como es sabido, en las sociedades del paleolítico los hombres iban de caza y las mujeres recogían frutos, raíces y bayas. Las mujeres jóvenes y con hijos dedicaban a la recolección cuatro horas diarias mientras que las mayores le dedicaban siete y eran el grupo que más calorías aportaban al grupo. Los hombres no cazaban todos los días y cuando lo hacían lo repartían entre todo el poblado, así conseguían prestigio, muy importante para los machos, y evitaban que se les estropease la carne. Las mujeres cogían fruta todos los días y se la daban a los de la propia familia.

Por otro lado no había escritura, no la hubo hasta Mesopotamia en 3300 a. C., y los conocimientos pasaban de boca a oído.

Eran las ancianas las que más sabían de las plantas, cuáles eran comestibles, cuales se podían comer cociéndolas o tratándolas de algún modo para eliminar sus toxinas, etc., y esto era muy importante sobre todo en las épocas de hambrunas.

Diamond cuenta lo que le pasó en un trabajo de Campo en el Pacífico en 1976, en una Isla llamada Rennell. Ya había descubierto que los nativos sabían mucho de las aves y plantas del lugar y que cuanto más viejos más sabían. Cuando nadie sabía la respuesta le llevaban ante algún anciano o anciana que resultaban ser como la biblioteca pública.

En Rennell clasificaban los comestibles en tres categorías, los que no se comen nunca, los que se comen normalmente y los que se comen en tiempos de hambruna, tales como después del Hungi Kengi. Supo que se trataba de un ciclón que había arrasado la isla en 1910. Se interesó por las frutas y le llevaron a una cabaña en penumbra habitaba por una anciana que no podía caminar sin apoyo ni comer nada que no le hubieran masticado antes. Tendría unos tres años cuando ocurrió el ciclón pero conservaba conocimientos muy precisos sobre las plantas de la tercera categoría, de modo que la supervivencia de su pueblo ante otro ciclón dependía de sus recuerdos. Del mismo modo que los supervivientes del Hungi Kengi, y los supervivientes de anteriores ciclones, sobrevivieron gracias a la información de sus ancianas.

Diamond considera que es el factor más importante en la evolución de la menopausia. Y en fin, parece evidente que es el origen de las brujas. (Malamente vilipendiadas en tiempos más próximos)

Tierno, ¿no?

martes, septiembre 04, 2007

La muerte

Bueno, voy a enfocar el tema desde una perspectiva personal. De niños es fácil, un día tu abuela le da con el trapo del polvo a una mosca incordiadora y ves que no se mueve, te dicen que está muerta y listo. Luego piensas, y preguntas: todos nos morimos pero para eso aún falta mucho. Queda un poco de angustia porque aún el chupón (caramelo en forma de palo) más grande se acaba, pero eres niño y te olvidas. Además está el cielo, que tranquiliza, aunque tranquilizaría más si no estuviese también el infierno.

Luego, de joven y ateo, es más terrorífico, saber que te vas a morir te lleva a pensar que nada de lo que hagas es importante ni tiene sentido, que cuando te mueras será como si el mundo dejará de existir, y entonces ¿qué importa hacer esto o aquello? Empiezas con entusiasmo algunas cosas que te gustan pero en seguida pierdes el fuelle, ¿para qué? y te vas a angustiarte a tus anchas mientras la vida te exige cada vez más. La confusión crece. Buscas argumentos, tal vez haya algo que te llene tanto que no te importe morir, una comprensión de lo que es la vida, el cosmos, la humanidad, tal que no se pueda ir más allá, que no importe ya vivir más o menos.

Y encuentras a quien te dice que ya estas muerto, y piensas: eso debe ser un gran enigma, y escuchas hablar de la "muerte pequeña" de los ritos iniciáticos, y te preguntas si andará por ahí la clave, y lees las confesiones de San Agustín, que se acostaba estilo cadáver para representarse la muerte de manera fidedigna y no olvidar nunca que somos mortales, ¿será eso lo que debería hacer para dar mas comprensión y sentido a mi/la vida? Y así, cuando le preguntas a alguien si piensa en la muerte y te dice que es mejor no pensar mucho en eso, y ves su temor, no dudas de que se trata de una persona plana, sumergida en la felicidad de la ignorancia.

Y luego encuentras las explicaciones de los intelectuales. Te dicen que vivir eternamente sería terrorífico, imagínate milenios y milenios, con lo puta que es la vida, y más milenios y miliardos, si es que da hasta vértigo sólo pensarlo. Y las de los cuentos de hadas: tenemos que irnos unos para dejar espacio a los de la siguiente generación, ¿qué sería si no del ya superpoblado mundo?

Pasan los años y te vas haciendo a la idea. Nuevas inquietudes surgen. ¿Habré superado el miedo a la muerte? esta pregunta es la prueba del algodón de la madurez, ¿quedarán en mí restos de angustia? Alguna persona querida muere, te embarga la tristeza más profunda que podías imaginar. Siempre había estado ahí y ahora no está. Es terrible. Pero se pasa la tristeza y viene el miedo. No es que me vaya a morir, es que tal vez me muera ya, mañana o el mes que viene. Tienes malestar, molestias que nunca habías tenido, sudores, insomnio, hasta deseos fugaces de creer en algo sobrenatural.

Pero se pasa. Y te animas a terminar algo de lo que empiezas porque sí, para no dejarlo a medias por una vez, a ver qué pasa. Y te dejas llevar porque hay cosas que te apasionan. Tarde o temprano te libras de algún que otro prejuicio y descubres tus pasiones, te dejas llevar de ellas, no importa lo insignificante y efímero que sea, no buscas nada trascendente ni glorioso, amas la vida y la reconoces en cada rostro de aquí o de la Conchinchina, es eso lo que importa, el mundo, los millones de personas, las generaciones, no el "abismo oscuro" con que nos representamos la muerte. El miedo desaparece, ¿de qué se puede tener miedo? resulta absurdo.

Pero es una putada como la copa de un pino que nuestra existencia sea tan breve. Para eso poco consuelo cabe. Sí, que nuestros actos seguirán teniendo sus consecuencias en el mundo, en su cono de sucesos…, que nuestra vida queda impresa en el tiempo como los fotogramas de una película…, no consuela mucho, pero bueno, a estas alturas para que te vas a comer el coco, hay demasiadas cosas que se pueden hacer, se deben hacer, se quieren hacer para perder el tiempo con lamentaciones. También dejas de buscar la felicidad, que a fe de Donald Campbell, es la receta infalible para llevar una vida desdichada. Amas cosas y personas, te entregas a ellas, y vives, que son dos días. Después, ya no sé, hasta aquí he llegado.

Eso sí, algún día venceremos a la muerte y seremos inmortales.


Este post se lo dedico a Torosalvaje, con afecto.

lunes, septiembre 03, 2007

El sexo y la iglesia. (La rebelión de los peques)

Me pregunto por qué motivo la iglesia le tiene tanta aversión al sexo. He encontrado algo que puede dar una explicación al menos parcial. Y ciertamente curiosa.

En primer lugar hay que considerar que los lazos de sangre son mucho más fuertes que cualquier otro lazo entre personas. La colaboración que se ofrece a los parientes, la facilidad con que se perdona sus ofensas no tiene parangón, aunque a muchos les gustaría y es frecuente que las instituciones que buscan o tienen poder traten de reproducir en sí mismas los lazos familiares proclamando que todos sus miembros son hermanos, que forman una gran familia, etc., incluso tratando de separar a sus miembros de su familia real, como es el caso de las sectas.

Dentro de la familia, cuando se quieren reforzar estos lazos, se buscan los matrimonios entre primos de modo que las familias de los dos cónyuges ya tienen intereses genéticos comunes.

Es lo que sucedía en la Europa feudal y algunas familias tenían mucho poder. Pues bien, la antropóloga Laura Betzig ha demostrado que las reglas eclesiásticas medievales sobre la práctica sexual y el matrimonio estaban dirigidas a minar las dinastías familiares. Estas, para no dividir su poder, debían entregar la herencia al primogénito, y al resto de hermanos se les mandaba a que se buscasen la vida, generalmente en el ejército o en las órdenes eclesiásticas, y la iglesia se llenó de hermanos pequeños que hicieron reglas para dificultar la tenencia de hijos legítimos. De no haberlos, las propiedades del padre difunto pasaban a la iglesia.

Algunas de estas reglas eran que un hombre no se podía divorciar porque su esposa no pudiera tener hijos, que no se podía adoptar, que no valían los hijos extramaritales, una exageradísima ley del incesto que prohibía casarse con parientes en grado menor que el séptimo, y la prohibición de tener relaciones en diversos días: antes de Navidad, los ocho posteriores a Pentecostés, los miércoles, viernes y domingos, las fiestas religiosas, los días de ayuno, cinco días antes de la comunión y uno después: en total, unos ocho meses al año.

sábado, septiembre 01, 2007

¿Quiere saber si es usted una divinidad?

Otro copypaste que no me resisto a poner. Tomado de aquí:
¿Quiere saber si es usted una divinidad? Responda a este sencillo test.

1. Descubre que un tipo con muy mal humor llamado Herodes piensa asesinar a todos los niños
menores de dos años de su país. ¿Qué hace?

a) Avisa a sus conciudadanos para que tomen medidas.
b) Alerta sólo a sus vecinos.
c) Se larga a Egipto sin avisar a nadie.


2. Necesita imperiosamente enviar un mensaje a la humanidad. ¿Qué vía de comunicación elige?

a) Como dios todopoderoso que es, se aparece a toda la humanidad simultáneamente.
b) Como dios todopoderoso que es, intercepta la señal de la televisión en horario de máxima audiencia.
c) Como dios todopoderoso que es, se aparece a unos jóvenes pastores analfabetos a los que nadie va a creer.

3. Si se planteara tener un hijo...

a) Lo tiene con su/una mujer.
b) Lo adopta.
c) Encarga a una paloma que fecunde a una virgen.

4. Encarga a un tipo que rescate a su pueblo de un secular cautiverio en Egipto con una travesía de 40 años por el desierto. Cuando llegan a la tierra prometida...

a) Le da una paga extra.
b) Le felicita por su trabajo.
c) Le anuncia que ha decidido que se muera y que nunca pise la tierra prometida.

5. Tiene usted un hijo, personificación de la bondad y la justicia absoluta, lo envía a la tierra y, al parecer, todos le aclaman como líder de una sociedad justa e igualitaria.

a) Lo convierte en presidente de la República.
b) Lo convierte en rey.
c) Deja que lo crucifiquen.


6. Usted tiene una religión: ¿Qué opina del resto de creencias?

a) No me considero una persona religiosa.
b) Las respeto.
c) Habría que matarlos a todos en una yihad, guerra santa o misión culturizadora, según el caso, y así se lo hago saber a mis representantes en la tierra.

7. A la luz de las injusticias sociales, decide...

a) Como dios todopoderoso que soy, corregir las desigualdades.
b) Dar limosna a los pobres.
b) Dejar las cosas como están.

8. Si fuera usted realmente el único dios de la creación, ¿Permitiría que existieran otras religiones?

a) Soy ateo/agnóstico.
b) Sí, pero dejando claro que irán al infierno.
c) Sí, pero encargaría a mis representantes en la tierra que invadieran los países de los infieles para asesinarlos y violarlos en una guerra santa o yihad. Después los enviaría al infierno.

9. ¿Cree en la igualdad de la mujer?

a) Sí.
b) No, pero admito la posibilidad de que tal vez tenga alma e incluso se la pueda calificar como ser humano.
c) No. Son inferiores y así lo hago ver en mi doctrina.

SOLUCIONES

Mayoría de A: Definitivamente, usted no es dios.
Mayoría de B: Apunta maneras. Reúne algunas cualidades para convertirse en el dios de cualquier religión monoteísta, pero le falta contundencia.
Mayoría de C: Definitivamente, usted es Dios todopoderoso.
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