jueves, septiembre 13, 2007

Moral y el propósito de la vida (II)

Moral natural.

Hay quien piensa que hay una moral natural, que está en la naturaleza humana distinguir lo bueno de lo malo por medio de la conciencia. Considero que esta idea es errónea y que los principios morales por los que nos regimos los elegimos cada cual según nuestro parecer, arbitrariamente, conscientemente o no. Desde luego podemos encontrar base biológica para muchas de las cosas que consideramos malas, por ejemplo, y que son comunes a gran parte de la humanidad, pero en definitiva somos cada uno quien decidimos aceptar o no una tendencia genética como buena o mala.

La idea de una moral natural es peligrosa. Sucede a menudo que, por ejemplo, si se encuentra una explicación evolucionista a la tendencia a violar en algunos hombres salten voces escandalizadas interpretando que se está justificando la violación, cuando no es así en absoluto. Como dije la ciencia explica como son las cosas, no como deberían ser. Con toda probabilidad los que creen en la explicación evolucionista juzgan que violar es malo. (Aunque hay excepciones, claro, como los defensores del darwinismo social, que por otra parte ni siquiera entendieron la evolución biológica).

Los que creen en una moral natural suelen creer también que el hombre en su medio primitivo era bueno, el famoso "buen salvaje", desdeñando la infinidad de estudios que revelan lo contrario. No exactamente lo contrario, no que fuera malo, pero en fin, que era como era, y que su conducta hoy nos resultaría moralmente repugnante a la mayoría.

Por otro lado, si hay una moral natural no se entiende como nuestras ideas morales en general han ido cambiando tanto con el paso del tiempo y son tan diversas en diferentes lugares del planeta. En fin, hay miles de ejemplos, hacer una diversión de las ejecuciones públicas, no poder considerarse un hombre hasta haber matado a otro, matar recién nacidos nada más recibir el bautismo para asegurarse de que iban al cielo. Y en fin, la esclavitud, los genocidios... No parece que a los que hacían (o hacen) estas cosas les remordiera la conciencia.
HispaLab
HispaLab