sábado, octubre 13, 2007

La intimidad según el sexo

Nos cuenta Helen Fisher en su libro "Por qué amamos" que, según estudios en diversas culturas, las personas consideramos la intimidad como algo esencial en la pareja, pero es diferente el modo en que hombres y mujeres entienden la intimidad. Podría resumirse como la manera en que se sitúan: uno al lado del otro, uno frente al otro.

Las mujeres se acercan más a su interlocutor, se sientan frente a él o se giran si están sentados en un banco, p.e., miran a los ojos con cierta fijeza y hablan sinceramente de cosas personales, preferentemente emociones, propias o ajenas. Entonces sienten la intimidad. Si el hombre no las mira a los ojos pensarán que no están muy interesados. Y el momento de mayor intimidad para una mujer, según encuestas, es cuando charla con su pareja como preludio a las relaciones sexuales.

Para los hombres la mirada fija representa un desafío y a menudo no nos sentimos demasiado cómodos manteniéndola durante largo rato. Para un hombre la intimidad consiste en estar sentados uno junto a otro charlando, o acurrucados mirando una película (en el campo de fútbol viendo un partido puede ser la leche, aunque los hay que prefieren ir solos), o dando un paseo hablando de temas menos personales. Y la mayor intimidad se da en la relación sexual misma. Los hombres sentimos perderse el tesoro de la intimidad si nuestra chica no quiere acostarse con nosotros.

Helen Fisher apunta a que esta diferencia, desde el punto de vista evolutivo, tiene que ver en las mujeres con el cuidado y educación de los niños para la que necesitaban esas miradas y palabras, así como a la utilidad social que tenía para ellas el intercambio de información. En los hombres, con la caza y la confianza entre compañeros que caminan juntos buscando la presa.

Yo apuntaría también a estrategias más sutiles y ladinas para descubrir engaños, convencer de cosas, etc., pero bue...

Y termina la autora recomendando a los chicos girarse hacia su pareja y mirarla a los ojos y a las chicas sentarse a su lado o caminar con él haciendo cosas juntos. Al menos si se desea seducirla y conservarla.

5 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Yo necesito que me miren a los ojos, es básico para mí, por intimidad, por claridad, por todo.
Por otro lado me encanta hacer cosas con la pareja, y si hay que ir al futbol, se va... no pasa nada.
Un beso

14/10/07 00:40  
Blogger Esscarolo said...

¿Al fútbol?, ¿en serio?

¡Eres una heroína! ;)

Besos.

(El fútbol me aburre profundamente)

14/10/07 12:42  
Blogger Tea Girl said...

Muy interesante, pero este texto me trae una duda...

Si las mujeres han criado por igual a niños y a niñas, ¿por qué estos primeros sienten las miradas como un desafío?


Un beso dulce

17/10/07 13:36  
Anonymous Anónimo said...

Y a mí... pero... se va. Por suerte no recuerdo la última vez que fuí... ¿fuí alguna vez? no recuerdo... jajaja

18/10/07 08:55  
Blogger Esscarolo said...

Hola, Dulce.

Bueno, siguiendo el hilo del libro que menciono, mirar a los ojos es una ventaja para las madres. Para los hijos no está tan claro, las miradas de la madre a veces son tranquilizadoras, pero si te descubre las mentirijillas y estratagemas molan menos.

En principio, los hombres lo sentimos como un desafío al igual que muchas especies, al menos de mamíferos, es después que las mujeres encuentran una ventaja en el cambio. Supongo que también los hombres participamos, aunque en menor medida, de esa ventaja.

Besos.

18/10/07 19:27  

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