jueves, mayo 29, 2008

Pensando en el futuro

Ya podemos imaginar algunas maneras de trasladar nuestra mente de su soporte natural, el cerebro, a otro distinto, como un disco duro u otro cerebro hecho a medida. Desde luego la cosa no es para mañana pero con los siglos todo se andará. Lo normal, creo, es imaginar esto como una manera de no morir. Si el actual soporte se deteriora, trasladamos la mente a otro distinto y seguimos viviendo, algo así como cortar y pegar. Pero -y aquí viene mi reflexión- ¿y si en lugar de cortar copiamos y pegamos? De repente nos dividiríamos en dos yos diferentes.

Pero entonces, yo ¿cuál de los dos sería? Si les preguntásemos a ellos, los dos.

En un primer momento seríamos como dos supergemelos, mentes idénticas. Con el tiempo, experiencias diferentes nos separarían en alguna medida.

Vayamos un poco más allá con la fantasía. Supongamos que una parte de mí desea quedarse en la Tierra, pero que otra desea embarcarse en un crucero interestelar sin retorno. Le doy al copy-paste, uno se queda y otro se va, pero eso no satisfaría a ninguno, los seguirían teniendo los deseos contrapuestos, los dos podrían seguir pensando: ¿y si me hubiera ido?, ¿y si me hubiera quedado?, ¿cómo le habrá ido al otro?

Dos mentes idénticas pero dos conciencias diferentes.

O tres o cuatro o cinco. Anda que la íbamos a tener clara como algún pesado empezase a llenar el mundo de copias de sí mismo: el ciborg de la panadería, el perro-chimpancé de la parada del bus, el transformer del bar, la ameba nanorobótica del supermercado, todos con el mismo rollo: ¡¡La que está liando Zapatero!! -por ejemplo.

Bromas aparte, el futuro esta lleno de posibilidades y por mucho que debamos tener cuidado con lo que hacemos, aferrarse a la tradición y a la naturaleza humana (mal entendida) es poner puertas al campo, está condenado al fracaso. Un ejemplo más próximo que leí hace poco. En algunos años se van a poder fabricar espermatozoides y óvulos a partir de células de la piel, una pareja de homosexuales podrá tener hijos con el código genético de los dos. Pues genial.

Y sólo es el comienzo.

miércoles, mayo 07, 2008

Divulgación

Oh, qué magnífico
qué estremecedores misterios
cuando miro las estrellas
cuando persigo el afanoso vuelo
de libélulas y mariposas

Qué emoción
cuando miro atrás en el tiempo

Qué relatos fascinantes nos traen
los que vuelven de otear los confines
con sus débiles lamparas
y ponen ante nuestros ojos
y nuestra imaginación
el fruto de sus pesquisas

Si hoy, como antaño,
creáramos dioses,
serían mucho más grandes
que sus ancestros.
HispaLab
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